Examínense los corazones y que no haya razón
de tropiezo en ellos. Como han leído, de la abundancia del corazón habla la
boca; pero no es solo el hablar sino el accionar (nuestro comportamiento) en esta
tierra.
¿A qué viene tan bonito párrafo? Se los
explico: Somos expertos en escondernos a nosotros mismos las verdaderas razones
y motivaciones por las que hacemos las cosas. Disfrazamos de buena intención la
vanidad y la codicia y otra sarta de adjetivos que describen actitudes ajenas
al Reino de los Cielos. Un análisis cuidadoso, bajo la dirección del Espíritu,
puesto en cada acción que vayamos a realizar nos revelará si aquella empresa
que pretendemos iniciar trae de alguna manera luz a este mundo, o si por el
contrario solo sirve para beneficio propio y vanagloria.
Repito: Examínense los corazones y que no haya
razón de tropiezo en ellos. Como han leído, de la abundancia del corazón habla
la boca; pero no es solo el hablar sino el accionar (nuestro comportamiento) en
esta tierra.
Como una nota, Iglesia, cuando escribo sobre
una falta o error por lo general es que he encontrado ese mismo error y falta
en mí misma, entonces Dios me contesta de esta manera. Yo simplemente hago
extensivo el mensaje.
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