martes, 13 de noviembre de 2012

13 de Noviembre 2012



Antes de aceptar a Cristo como mi salvador y redentor, jamás me había preguntado cómo se llegaba al cielo. Una vez iniciada mi vida cristiana, he empezado a comprender un conjunto de realidades plasmadas en la Biblia que se refieren específicamente a cuáles son las cosas que debe de realizar el creyente para que su nombre sea registrado en el libro de la vida. Si alguna vez usted se ha preguntado qué debe hacer para obtener su pase al cielo, le recomiendo que se dirija a las escrituras, está llena de toda la sabiduría que necesitamos. Pero quisiera detenerme más en concreto en Salmos 15.

El capítulo comienza con dos interrogantes 1Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?”; y luego el salmista desglosa, en los versículos que le siguen, la respuesta a estas interrogantes: 
2El que anda en integridad y justicia, y habla verdad en su corazón.
3El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni admite reproche contra vecino.
4Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, pero honra a los que temen a Jehová. El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia.
5Quien no dio su dinero a usura, ni contra el inocente admitió cohecho. El que hace estas cosas no resbalará jamás.”


          Ahora, en esta primera parte, quiero enfocarme en el único versículo donde se habla del requerimiento de una acción que impacta directamente sobre la persona: 2El que anda en integridad y justicia, y habla verdad en su corazón.” Este pasaje me confrontó mucho, pues sin alcanzar estos hitos no puedo realizar los siguientes que son los que te hablan de una actitud tuya para con los demás. Si no soy íntegro y justo, y hablo verdad en mi corazón, ¿entonces cómo he de discernir y cuidarme de los calumniadores, cómo daré honra a los que temen a Jehová y cómo haré un buen uso del dinero?

          Todos conocemos o tenemos una idea bastante cercana de lo que es la integridad y la justicia, pero creo que no todos sabemos qué quiere decir hablar verdad en el corazón. Y se preguntarán, ¿cómo así? ¿Y el corazón habla? No en el sentido literal de la palabra. Tiene más bien que ver con la sinceridad que tenemos para con nosotros mismos, la relación entre nuestros pensamientos y nuestras acciones.

          Si queremos agradar al Señor tenemos que permitir que su santo Espíritu  nos transforme. Si te analizas detenidamente y encuentras que tu accionar y tu caminar por la vida no están acordes con la persona de Cristo, entonces pide para que Dios te revele cómo debes de actuar de ahora en adelante.


Dios los bendiga. Amén.

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