“Hay camino que al hombre le
parece derecho; Pero su fin es camino de muerte.” Proverbios 14:12.
Hace
un tiempo, mientras hablaba con uno de mis líderes, discutíamos intensamente el
porqué de que algunas personas se alejaran de la iglesia. Al final escribimos
una disertación de varias páginas a la que titulamos “¿Cuál es tu síndrome? Pequeños grandes detalles que te alejan de Dios.”
Una de las conclusiones a las que llegamos lidiaba con el hecho de que muchas
veces hacemos cosas pensando que están acordes con los deseos de Dios, pero que
en realidad van en la dirección contraria. Para poner un ejemplo, uno de los
síndromes lleva por nombre Síndrome del
versículo favorito (o del hay algo más importante que lo que dice el Pastor);
y los síntomas de éste consisten en que al momento de recibir instrucción, ya sea
mediante la prédica o un estudio bíblico, en lugar de escuchar al pastor, nos
la pasamos pensando en un versículo, pasaje o historia favorita de la Biblia,
desechando de esta manera la nueva enseñanza que Dios quiere impartir en nuestra
vida y conservando solo una fracción de toda la verdad que el Señor quiere que
recibamos. Podríamos razonar, «pero si estamos pensando en la palabra de Dios».
Sí, eso es cierto, ¿pero aprenderíamos algo en la escuela si el maestro
permaneciera durante todo el año en la primera lección? Un acto tan inofensivo
como este puede hacer que perdamos la bendición divina.
Entonces
esto me hace pensar, ¿cuántas cosas no estaremos haciendo, creyendo que son
correctas y acertadas, que en realidad nada tienen que ver con el propósito del
Señor para nuestras vidas? ¿Cuáles detalles del día a día no están haciendo
mella en la salud espiritual de cada uno de nosotros? Este es el momento de
detenerse y meditarlo. Deténgase, examínese, y compruebe si en realidad
aquellas decisiones que toma suponiendo que Dios las respalda, están siendo
efectivamente avaladas por el Padre. Recuerde, los malos caminos suelen estar
empedrados de buenas intenciones.
Foto: Omar Ureña.