viernes, 7 de diciembre de 2012

Examínense los corazones



Examínense los corazones y que no haya razón de tropiezo en ellos. Como han leído, de la abundancia del corazón habla la boca; pero no es solo el hablar sino el accionar (nuestro comportamiento) en esta tierra. 

¿A qué viene tan bonito párrafo? Se los explico: Somos expertos en escondernos a nosotros mismos las verdaderas razones y motivaciones por las que hacemos las cosas. Disfrazamos de buena intención la vanidad y la codicia y otra sarta de adjetivos que describen actitudes ajenas al Reino de los Cielos. Un análisis cuidadoso, bajo la dirección del Espíritu, puesto en cada acción que vayamos a realizar nos revelará si aquella empresa que pretendemos iniciar trae de alguna manera luz a este mundo, o si por el contrario solo sirve para beneficio propio y vanagloria. 
 
Repito: Examínense los corazones y que no haya razón de tropiezo en ellos. Como han leído, de la abundancia del corazón habla la boca; pero no es solo el hablar sino el accionar (nuestro comportamiento) en esta tierra. 



Como una nota, Iglesia, cuando escribo sobre una falta o error por lo general es que he encontrado ese mismo error y falta en mí misma, entonces Dios me contesta de esta manera. Yo simplemente hago extensivo el mensaje.

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