miércoles, 5 de diciembre de 2012

¿Qué mueve tu fe?



No necesitas escuchar literalmente la voz de Dios para saber que Él te habla. Tampoco necesitas ver el agua convertida en vino o las heridas de Jesús en sus manos para saber que existe.

La fe que surge por la convicción de un corazón transformado es la que en verdad adorna el alma. ¿De dónde surge tu fe? ¿Flaquea en los momentos de prueba porque no percibes "el buen obrar" del Señor en tu vida? O, por el contrario, ¿se fortalece por el convencimiento de que toda prueba tiene salida en nuestro Señor?

Bendito sean aquellos que pueden oír la voz de Dios; pero doblemente sean bendecidos lo que pueden escuchar a Dios sin necesidad de oír una voz que les hable. Amén.

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