viernes, 9 de noviembre de 2012

7 de Noviembre 2012

Escribí y me sentí confrontada, y al mismo tiempo me llené de verguenza. Tal vez pueda de serle de bendición a alguien más.

"Quieres más y más de mí. Deseas milagros y maravillas de mi parte. Yo estoy dispuesto a brindarte todo esto en abundancia, ¿pero cuándo fue la última vez que solo, en la intimidad, te sentaste a estudiar mi palabra, a buscar sabiduría del reino? ¿Alguna vez lo has hecho? No me tienes que contestar, yo lo sé, ¿pero eres tú consciente? ¿Me estás dejando de lado, sin saberlo, por la misma cotidianidad? Verme los domingos y martes no es suficiente. ¿Crees que nada más te quiero conmigo cuatro horas a la semana? ¿Te basta estar en mi presencia únicamente en este lapso de tiempo? ¿En tan poca estima me tienes que el hecho de yo ser tu Dios ha perdido interés?"

"La vida espiritual es semejante a una semilla, pero también se parece a una hoja que volátil, sin un árbol al cual adherirse y del cual alimentarse, es zarandeada no solo por la tempestad, sino hasta por la más leve ventisca. Hijo, ¿quieres ser una hoja solitaria o formar parte de un árbol frondoso?"

"Aun recuerdo cuando me abriste la puerta, el día en que aceptaste a mi hijo Jesús como tu salvador. Me prometiste que yo sería lo primero y más importante en tu vida… Entonces, mi amado hijo, a quien quiero como el tesoro más valioso, ¿por qué no estás cumpliendo esa promesa?"

1 comentario:

  1. Wow, no tengo palabras.Lo que si sé es que Dios hablo a mí a través de ti.

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